sábado, 5 de noviembre de 2022

DUELO

 



Me dijiste que estuviera tranquilo, que no te ibas a ir. Insististe en que estuviera tranquilo. Pero no soy idiota. Incluso aunque vuelvas, me pregunto de qué forma lo harás. Si has tomado la decisión de alejarte, aunque no te vayas, supongo que es porque ya no me quieres. Y, si me quieres, has decidido dejar de hacerlo. Por tu propio bien. Porque nuestro problema, de todos tus problemas, era el último que debías resolver, y supongo que así es como lo haces.

Supongo.

Debo suponerlo casi todo porque, como casi siempre, no estás dispuesta a hablar. Te escusas en tu derecho a no dar explicaciones de nada para evitar las conversaciones entre dos adultos que creo que me merezco. No te pido explicaciones, solo que me ayudes a entender para poder seguir mi camino sin un trauma que cada vez es más grande y más profundo, o, al menos, aminorar los daños cuanto sea posible. Suponer induce al error en la mayoría de los casos, conduce a malinterpretar, porque todo son palos a ciegas, y te obliga a guiarte por tu propio juicio, ese que tienes tan nublado porque estás solo y no tienes quien te aconseje, ni en quien apoyarte para que te dé un poco de luz para que tus pasos no sean tan erráticos en ese camino incierto e insano que es tu vida. Has perdido el juicio hace tiempo y te limitas a existir y a dar bandazos de un extremo del día al otro.

Así que, mientras no estés, he decidido empezar un duelo. Un duelo que llevo un año y siete meses postergando porque no quería ver la realidad. Me duele pero es verdad: yo solo he estado en tu vida porque necesitabas apoyo, y ya no me necesitas. No te estoy diciendo que me utilizaras a posta. De todas las personas que me han utilizado emocionalmente a lo largo de mi vida, creo que nadie lo ha hecho conscientemente. Ella tenía razón; ¿recuerdas que te lo dijo un día en que tú le confesaste lo nuestro? Por algo ella estaba haciendo la carrera de psicología.

Me he puesto una pulsera negra con una mariposa negra. Y un shungit negro con forma de triángulo hacia abajo. La pulsera es porque a ti te encanta el símbolo de la pariposa, por su significado de transformación. Yo quiero enterrar esa mariposa y que se transforme en algo mejor. El shungit es porque cuando salíamos me dijiste que querías regalarme uno, porque me ayudaría a tener estabilidad emocional. La pulsera me la he puesto junto a la pulsera de H que me hiciste y que no me he quitado ni un día; el shungit, junto al ojo de tigre. Los colores dejan paso al negro, y cuando la oscuridad lo devore todo y mi alma quede vacía de ti, estaré preparado para quitarme esos símbolos. No sé cuánto tiempo necesitaré, a lo mejor guardo duelo eternamente. No sé si estaré preparado alguna vez; seguramente, aunque te olvide mi vida seguirá sin tener sentido. No puede tenerlo después de haberte conocido para marcharte después.


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